Exposición de Txus Sanz en la Capilla | Julio / Agosto 2024

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Inauguración: Sábado 27 Julio – 20:30

Horarios: Sábados – 20:00 / 22:00 Domingos – 12:00 / 14:00

En Fiestas: Del Domingo 4 al Domingo 11 de Agosto 20:00 / 22:00

Visitas comentadas: Domingo 28 Julio – 13:00
Sábado 17 Agosto – 20:30

 

En el entramado de los hilos que tejen el lienzo de la vida, la comunicación y expresión de nuestras emociones son la sal y pimienta cotidiana.  Sin importar la edad que tengamos, están ahí. Gritando en silencio o a pleno pulmón, cómo nos sentimos y cómo sentimos la vida.  En la infancia, desde la inocencia y la intensidad; en la juventud, desde el desafío, la despreocupación o incluso la arrogancia; en la madurez se apaciguan, templan o acidifican; y en la senectud…. se recogen los frutos de toda una vida en la mirada y el rostro. Convirtiéndose en el rostro de la sabiduría otorgada por la experiencia, no sin dolor, pero viva a pesar de él.

Txus Sanz emprendió hace tiempo un camino en su práctica artística y vital, interrogar al ser humano, concretamente a la mujer y su vida. Podría decir que no ha dejado de hacer otra cosa desde que comenzó a pintar retratos, hace ya un par de décadas. Al tiempo que se interroga a ella misma en su propio camino vital. Puede cambiar de técnica, puede, como en esta ocasión, investigar en esa delgada línea entre el dibujo y la pintura, experimentando con la sutileza de la mancha y la rotundidad de la línea; pero no deja de mirar al alma y la vida de las mujeres de esta tierra. Sin importar procedencia o raza, edad o situación social, porque lo que busca en ellas, es su humanidad.

De la piel tersa de niñas y niños, al lienzo escrito en forma de arrugas en los rostros de las ancianas, hay todo un testamento vital. Solo captado a base de instantes de emoción, retazos de vidas que se convierten en una sola, con nombre de mujer. Como la misma Tierra.

Como quien aprovecha los retales de una pieza de tela para hacerse el mejor traje, Txus compone toda una exposición a base de retales de vida. Y en ese retrato colectivo, se entrecruza el homenaje, reconocimiento y honra a su propio linaje femenino. A las mujeres que la precedieron y siguen vivas en ella misma. No necesita ya pintar sus rostros, las ve y reconoce en el resto de las mujeres de la tierra.  Las matriarcas que desde su sabiduría velan porque la vida y la humanidad sigan comunicándose con el mundo desde lo más puramente humano, como es la expresión de nuestras emociones.

Esta es una historia sin final, siempre con nuevos retales que pintar y sumar.

Sol Aragón