Del 17 Febrero al 3 Marzo
Inauguración: Sábado 17 Febrero – 19:30
Sábados: De 19:00 a 21:00
Domingos: De 12:00 a 14:00
Visitas comentadas: Domingo 25 Febrero – 13:00 / Sábado 2 Marzo – 19:30
Escultor, pintor y músico, un artista en la sombra que dejó un legado incomparable. En este homenaje queremos resaltar la vida y la obra de este Arguedano, un hombre que supo dominar el arte de los silencios y con el sonido de su cincel y bombardino supo llenar de música nuestros corazones.
Sumergirte en el mundo de Alfredo es entender que dentro de los materiales en su estado noble pueden estar encerrados un personaje famoso cómo Cervantes, una figura femenina o hasta un ser querido cómo su perrito Niebla; sus manos como las liberadoras de los seres que habitan en el interior de la madera, el mármol o el alabastro.
Por medio de esta exposición conocimos al amigo incondicional que siempre estuvo dispuesto a brindar su apoyo a otros artistas, compartiendo conocimientos y experiencias y abierto a aprender de los demás. También conocimos al padre amoroso, que dedicó tiempo y energía a transmitir su pasión por el arte a sus hijas. Hemos descubierto al poeta que en la distancia escribió a su amada Dorita trescientas sesenta cartas de amor.
A nuestro alrededor apreciamos desde sus esculturas, capaces de comunicar emociones sin palabras, hasta sus pinturas que nos cuentan de sus amigos y lugares más preciados. El arte para Alfredo Bienzobas fue su medio de expresión dónde sus silencios trascendieron en el repicar que escuchamos cuando sutilmente golpeamos sus esculturas de campanil.
No solo esculpió formas y figuras, sino que infundió vida y emoción en cada uno de sus trabajos. Cada escultura es un poema silencioso que habla del alma, una danza de formas y líneas al ritmo de su martillo que nos revela la riqueza de su visión.
Hoy, mientras recordamos y celebramos la vida y obra que Alfredo nos dejó recordamos que su legado va más allá de la piedra y el lienzo. Nos ha dejado un regalo invaluable: la capacidad de apreciar la belleza en su forma más pura, la sensibilidad de ver más allá de lo superficial y conectar con lo más profundo de nuestras emociones en un simple trozo de madera.
En el ocaso de sus años, descubrió una nueva pasión: la música; así nuestro artista demostró una vez más su capacidad para explorar nuevos horizontes donde su voz, que una vez se expresaba a través de colores y formas, finalmente encontró su melodía en notas y acordes con su bombardino.
Su contribución es más valiosa por el amor y la pasión que puso en su trabajo, creando un legado que perdurará más allá de cualquier reconocimiento externo con la actitud humilde y prudente que siempre tuvo nos recuerda que el arte puede ser una experiencia personal y auténtica.
Un artista que supo manejar con maestría los silencios y que con la visibilidad de su trabajo rendimos un merecido homenaje a un hombre que fue mucho más que un escultor, pintor y músico: fue un ser humano extraordinario, lleno de sabiduría y sensibilidad. Su legado perdura y su arte continúa emocionándonos.
Alfredo sigue con nosotros, lo encontramos en fiestas de Arguedas, con su figura de San Esteban en el Estrecho; en el encierro, con sus Caballos esculpidos en la fachada de su Casa en “La Concha”; en el monumento al “Segador”, en nuestros paseos por su querida “Bardena”; o en nuestra fuente del niño en la plaza de La Noria.
¡Alfredo sigue aquí con nosotros!
Helen Navas
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