Arguedas a lo largo de la historia
Arguedas. La Villa, la Virgen del Yugo y las Bardenas.
Autor: José Ignacio Baile Ayensa. Editado por el M.I. Ayuntamiento de Arguedas.
NOTICIAS QUE SE PIERDEN EN EL TIEMPO
Sería interesante poder escribir con seguridad histórica sobre los orígenes de Arguedas, pero esto, que está en muchos casos vetado a grandes poblaciones y ciudades, no es de extrañarnos que no podamos hacerlo con nuestra pequeña villa.
No por ello Arguedas carece de una historia rica en hechos que intentaremos resumir en unas líneas, pero aquello referido a su origen se lo guarda el pasado histórico, esperando a que aparezcan, si los hay, documentos, señales, datos, e investigadores interesados que lo saquen a la luz.
Existen, tras diversas excavaciones, referencias muy antiguas de pobladores de estas tierras. En las Bardenas se han encontrado restos de poblados del 4.500 a.c. y, ya más cerca de la actual Arguedas, a pocos kilómetros, en el cerro de Castejón se han hallado varios poblados de la Edad del Hierro.
Estos poblados, excavados inicialmente en 1942, sitúan uno de ellos en la primera Edad del Hierro (unos 1.200 años a.c.), el cual tenía cabañas de madera y barro, en él se han encontrado vasos de cerámica, huesos de ganado, instrumentos de hueso y asta entre otros restos. El segundo poblado, de la segunda Edad del Hierro (300 años a.c.), era una aldea sin fortificaciones con viviendas rectangulares de muros de adobe, donde se ha hallado cerámica celtibérica.
En el mismo cerro, también se ha encontrado un poblado romano, de entre los siglos I al III. La aldea de tipología anárquica, se fundamenta en construcciones de mampostería asentada en barro, cubiertas de ramajes. De esta época se han encontrado escasos restos de vasijas, así como alguna moneda de Tiberio.
Si en donde se sitúa el actual núcleo urbano, también hubo asentamiento de época prehistórica, queda dentro del mundo de lo probable, en espera de futuras investigaciones.
Las referencias que encontramos en la bibliografía de más antigua datación referidas al actual núcleo urbano, son restos romanos encontrados en el montículo que se yergue sobre Arguedas, y donde durante siglos se sitúo el castillo, y que hoy es conocido por el nombre de Balconico de los Moros. En dicho montículo, se han hallado restos de una columna romana, así como ídolos mitológicos de bronce, que indicarían la posibilidad de la existencia de una mansión romana en dicho lugar. Es lógico suponer que este espacio era propicio para asentamientos humanos por su interesante situación estratégica, con respecto al yalle del Ebro e inicio del camino de acceso a las Bardenas. Igualmente se ha especulado sobre la existencia de una calzada romana, que con origen en Tudela atravesaría la actual Arguedas.
¿Fue Arguedas inicialmente, un poblado celtibérico, ocupado posteriormente por los romanos? ¿Fue inicialmente una villa, un templo o mansión romana? Noticias que se pierden en el tiempo.
OCUPACIÓN MUSULMANA y RECONQUISTA
Los primeros dígitos cronológicos, los encontramos en un librito titulado “Pequeña historia islamí de la Ribera de Navarra”, en él, se sitúa a Ismael Ben Fortún Al Tutili, como Wali de Tudela y Príncipe de Arguedas durante los años 858 a 860, a Fortún Ben Muza (posiblemente hijo del anterior), como Príncipe de Arguedas y su castillo con sus casas durante los años 860 a 880.
Si los musulmanes ocuparon el castillo que pudiera haber en Arguedas desde la época romana, o visigoda, o si fue una construcción propia no lo sabemos. Cuestión que debemos preguntarnos de igual forma con la villa. Lo que podemos afirmar es que Arguedas y su castillo existían desde la mitad del siglo IX, y que pertenecían Al-Alandalus, igual que la poblaciones más cercanas: Tudela y Valtierra.
Desde estos datos del siglo IX, debemos abrir un paréntesis en referencias históricas de más de 200 años, y trasladarnos al siglo XI, para volver a encontrar una fecha, el año mítico 1.084. Durante estos 200 años, hemos de suponer un castillo en la peña, habría que hablar más propiamente de una pequeña alcazaba, de la que surgían unas murallas que abrazaban de forma protectora a una pequeña villa árabe de campesinos y ganaderos, que vivían del rico valle del Ebro.
Del castillo, dedicado a San Esteban, y que estaba situado en la peña que se yergue detrás de la actual Iglesia, casi no se ha conservado vestigio alguno por las razones que más adelante se expondrán. Hoy en día pueden observarse restos medievales de muro en aparejo de pez, y un muro excavado en la peña que se asemeja a un balcón, que los arguedanos llaman el Balconico de los Moros, la perspectiva de Arguedas desde allí es impresionante.
En 1.084 llegó la guerra. El rey Sancho Ramírez, en una importante incursión sobre lo que era la marca superior de Al-Alandalus, y tras planearlo desde el monasterio de San Juan de la Peña, proyecto la conquista de Arguedas en un ataque desde las Bardenas, y de esta forma establecer una posición cristiana junto a las importantes villas moras de Tudela y Valtierra. Si fue una conquista o una reconquista, debería establecerse en función de si hubo poblamiento cristiano en Arguedas antes de la llegada de los árabes, lo cual no lo sabemos, y que todas las crónicas dan por cierto, al hablar de reconquista.
Ángel J. Mendigacha mencionando a J.Moret, narra así la conquista:
“Y finalizada la Pascua, que este año cayó en 28 de Marzo, partió el Rey con su ejército en la madrugada del lunes día uno de Mayo del año 1 084; a marchas forzadas y con el mayor sigilo, vino bordeando la Bardena y evitando todo encuentro con los moros hasta dar vista al castillo de San Esteban. Como su plan era el asalto por sorpresa y ésta no se podía conseguir ante tan poderoso castillo, con las precauciones que merecía tan importante empresa, al atardecer bajó el Rey del monte a la llanura y atacó con gran rapidez y orden, poniendo cerco al recinto amurallado de la Villa de Arguedas a la vez que entraba en ella ganándola el mismo viernes después de la Pascua, con lo que Arguedas quedó reconquistada el día 5 de Mayo; aunque el castillo no se rindió y permaneció algunos días en poder de los moros.
Dada la especial situación del castillo, enriscado hacia la parte de la Villa (cuya escalera de comunicación se podía defender con pocos soldados), y fácilmente defendible por su parte posterior al tener un solo flanco (pues los laterales correspondían con sendos barrancos), se comprende que el Rey no lo ganara el mismo día que ganó la Villa, y que los defensores del castillo no se rindieran tan pronto.
Los sitiados -en mejor posición estratégica- rechazaban todos los intentos de asalto de los cristianos, dando así tiempo a la llegada de refuerzos que habría de mandar el Wali de Tudela en cuanto éste se enterara del desastre ocurrido.
Efectivamente, los moros de todas las fronteras de Tudela y el Rey moro de Zaragoza, enterados de la victoria conseguida por Don Sancho, aprestaron un poderoso ejército para expulsar a los cristianos y ayudar a los sitiados en el castillo. Pero el Rey – vigilante y prevenido- esperaba esta reacción de los moros, y siendo el sábado siguiente a su victoria, dejó bien defendida la Villa y cercando el castillo, y avanzó con su ejército al encuentro de los moros entablando encarnizada batalla en los montes próximos a Murillo de las Limas, consiguiendo una gran victoria, que aseguró para siempre el terreno reconquistado.
Después de la gran victoria, el Rey reforzó el cerco al castillo, cuyos defensores resistían a la espera de refuerzos; pero como éstos no llegaban y los víveres escaseaban, viéndose destituidos de toda esperanza de socorro, sin la cual ninguna plaza se tiene, se rindieron y entregaron el castillo siendo el día 23 del mismo mes de mayo”.
Con objeto de atraer pobladores cristianos hacia esta villa y castillo, tan estratégicamente situados ante la ciudad mora de Tudela, el rey dio ciertos privilegios, que amplió en visita realizada dos años más tarde, en 1.086.
Pero la población que llegó a Arguedas, no le debió parecer suficiente a Sancho Ramírez para mantenerla libre de riesgo ante Tudela, porque en 1.092 con intención de hacer más atractivo su poblamiento, concedió a la villa el privilegio de Fueros. Fueros singulares, de los que algunas de sus disposiciones siguen vigentes en la actualidad, casi 1.000 años después.
La versión transcrita arriba es la que proporciona Yanguas y Miranda, y se trata de un romanceado del siglo XlI, pues el original fue escrito en latín. Que fuera firmado por varios reyes sucesivos es debido a la costumbre de confirmar los fueros de una villa rubricando el documento concedido por un antecesor, de esta forma se grajeaban el aprecio de la villa en cuestión.
Los fueros permitían entre otras cuestiones, el uso para pastos, caza, leña y cultivo de las Bardenas, siendo Arguedas el primer pueblo en obtener disfrute de dicha comarca. Así como la liberación de ciertas normas de vasallaje, y el disfrute del soto de Congostina, la mitad para uso privado, y la otra mitad para uso comunal, lo cual ha permanecido hasta nuestros días. Actualmente, el Ayuntamiento administra éstas tierras comunales, permitiendo el cultivo a los arguedanos que lo soliciten de ciertas parcelas de terreno, llamadas “suertes”, sin adquirir su titularidad de propiedad.
ARGUEDAS EN LA EDAD MEDIA
No es de esperar grandes avatares en la vida de una pequeña villa como fue Arguedas a lo largo de la Edad Media. Debemos imaginarnos un pequeño poblado (de unos 300 habitantes) guarnecido por un Castillo, afrontando el devenir de una época oscura, en la que las guerras, las epidemias, las crecidas del río, las sequías, etc., hacían estragos.
Hasta la conquista a los moros de Valtierra en 1.110 Y Tudela en 1.119, es de suponer que la posibilidad de ser atacados por los árabes en un afán de reconquista, rondaría la villa, y los aspectos defensivos primarían en el día a día, pero a partir de que la comarca fuera ya reino cristiano, cierta paz se adueñaría de la zona, y la vida cotidiana se centraría en el cultivo de la tierra, el cuidado del ganado, la tala de leña, la caza, el cuidado de la vivienda, los actos religiosos, las tradiciones festivas … La estructura social estaría jerarquizada hereditariamente, con una minoría privilegiada de nobles o infanzones, una masa de campesinos dependientes y, al menos desde la caída de Tudela, cierto contingente de moros y judíos.
Sobre el siglo XI y XII, tenemos noticias históricas de Arguedas de 1.093, cuando el rey Sancho Ramírez dona la Iglesia de San Esteban Protomártir de Arguedas, al monasterio de San Ponce de Torneras. En 1.172 Arguedas se vio invadida por el rey aragonés Alfonso II de Aragón quien anexionó villa y castillo a su reino, siendo reintegrada años más tarde en el reino navarro por Sancho el Sabio. Igualmente existe constancia de que en 1.177, el mencionado rey aragonés, concede a los de Arguedas diversas tierras circundantes.
Ya en el siglo XIII y en un alarde precursor de lo que actualmente son denominadas mancomunidades de servicios, Arguedas junto a otras dos villas cercanas, Valtierra y Cadreita, hicieron en 1221 hermandad para defenderse de cuantos hombres les quisiesen hacer daño y para establecer normativas de uso de los riegos. También conocemos que en 1254, se devolvió a Arguedas el uso de diversas tierras en las Bardenas y el monte, que los reyes Sancho el Fuerte y Teobaldo I, habían despojado a la villa.
Los primeros datos de población los encontramos en el siglo XIV, siglo de pestes, guerras y calamidades. En 1.353 había en Arguedas 191 hogares, dos de ellos moros, pero 13 años después en 1.366 se había reducido a 120, incluidos los 12 hidalgos, y 13 años más tarde, en 1379, había en Arguedas sólo 30 fuegos (Fuego es una medida de población, que se corresponde a hogar o familia, que equivaldría a un número entre 3 y 5 habitantes).
DE LA EDAD MEDIA A NUESTROS DÍAS
Ya en el siglo XV; cuando en muchos lugares de Europa el Renacimiento cultural, artístico, y social comenzaba una expansión espectacular, los reinos hispanos seguían, en bastantes casos, guiados en su funcionamiento por el espíritu medieval.
Así nos encontramos que el rey Juan II, donó en 1456 el pueblo de Arguedas y su castillo a Mosen Martín de Peralta, canciller del reino y merino de la Ribera, en consideración a los muchos servicios que hizo en la guerra contra el príncipe de Viana, también le dio la pecha de cristianos, moros y judíos de la villa. El pueblo logró que su hijo Martín, renunciara a estos derechos en 1491, y ya el rey Juan III al final de dicho año, agregó Arguedas al patrimonio real para siempre, concediéndole al mismo tiempo el privilegio de proponer tres personas para alcalde, de las cuales el rey eligiese una, y que ésta, con el baile, ejerciese la jurisdicción y administrase justicia.
El siglo XVI, fue el siglo nefasto para Navarra como reino independiente, pues Fernando el Católico lo anexionó a Castilla por la fuerza, en 1512. Quedaron atrás más de 7 siglos de historia como reino independiente, que es más que el que Navarra lleva incorporada a España ( no llega todavía a 5 siglos).
Algunos historiadores sitúan en el mismo año de la conquista la destrucción de diversas fortalezas y castillos navarros de alto poder estratégico, por orden del Rey Fernando el Católico. Otros historiadores sitúan dicha destrucción en 1516 durante la regencia en España del Cardenal Cisneros y en respuesta a un intento de reconquista de Navarra por sus últimos reyes que se habían refugiado en Francia, o por razones más materiales, como evitar el mantenimiento, y su consiguiente costo, de tanta fortaleza.
Sea en un año o en el otro, lo cierto es que el Castillo de San Esteban de Arguedas fue uno de los afectados por la demolición. Es necesario apuntar que raramente se arrasaba el castillo y en la mayoría de los casos las demoliciones se redujeron a las partes defensivas de dichos edificios, quedando en pie el resto. Fueron también, en muchas ocasiones, los pobladores de las villas anexas a los castillos quienes terminaron con ellos, aprovechando el abandono de estas construcciones, para sacar los sillares y demás elementos constructivos y utilizarlos para construir casas o iglesias.
Fernando el Católico confirmó ciertos privilegios que tenía Arguedas, en carta fechada en 1514 en Segovia.
En 1608, ya en el siglo XVII, Arguedas obtuvo asiento las Cortes de Navarra y en 1665 se le concedieron nuevos privilegios, entre ellos el de nueva forma de gobierno municipal, y el disfrute de la Bardena, como lo tenía Tudela, por lo cual pagó la villa 800 ducados.
Tenemos pocas noticias, sólo alguna anecdótica, del siglo XVIIl. Destacar quizá la mejora de las comunicaciones de la villa, al construirse en 1750 una carretera que unía Tudela con Pamplona, pasando por Arguedas y Valtierra. Hasta entonces el camino hacia Pamplona era el que subía al Yugo, y atravesaba la Bardena, que quedó desde entonces para uso local, y como vía de romerías al Yugo o a Javier.
Del XIX sabemos que en la villa había fábricas de salitre, jabón y alfarería, había un hospital y dos posadas en 1849.También tenía matadero y dos escuelas, una de niños y otra de niñas. En el pueblo había un molino de aceite, otro harinero, e industria doméstica de lienzos. Cada año se cultivaban 6.000 robadas y había más de 14.000 de pastos de monte.
El siglo XIX fue año de epidemias, el cólera afecto a la villa en varias ocasiones, de forma muy fuerte en 1834 con 80 adultos fallecidos, y en 1855 con 72 defunciones.
Pero también fue ocasión de faustos. La villa, en 1828 “tiró la casa por la ventana” como vulgarmente se dice, para engalanar la villa y recibir la comitiva de una visita real, la de los reyes de España Fernando VII y su esposa María Amalia. También tenemos noticias que desde el 5 de marzo de 1889, el hospital que existía pasó a la Junta provincial de beneficencia y lo atendían las hermanas de la caridad.
Ya en la segunda década del siglo XX , nos encontramos con un pueblo ribero con 2.700 habitantes, más que en la actualidad, eminentemente agrícola. Entre las diversas actividades que se realizaban en la villa, se encuentra: dos trujales para la oliva, varias bodegas, numerosos graneros, fábricas de chocolate, gaseosas, aguardiente, harina, ladrillo y teja; así como seis hornos para conocer pan. Entre los servicios contaba con dos escuelas de enseñanza elemental municipales y una privada, médico, practicante y veterinario. Había dos cafés-casino, caja rural, fonda y posada, así como servicio de auto-correo que unía Valtierra y Milagro.
El siglo XX ha sido un siglo ele continuos cambios políticos en España: monarquía, república, dictadura se han ido sucediendo, hasta finalizar en una monarquía parlamentaria. Repasando los diferentes procesos electorales realizados durante el siglo, podemos entresacar la orientación de los pobladores de esta villa referente a diversas opciones políticas. Así en las elecciones de los convulsos años 30, los partidos de derechas obtenían mayorías en Arguedas, tendencia que se invirtió con la llegada de la democracia tras la dictadura, y en los años 80 el Partido Socialista venció en sucesivas convocatorias en las urnas, ya en la década de los 90, el partido regionalista de centro-derecha UPN, recogía el apoyo mayoritario de los arguedanos. Con respecto a la Constitución Española de 1978, la misma fue apoyada por el 91% de los votantes de Arguedas, y el ingreso en la Alianza Atlántica (OTAN), consulta de 1986, se apoyó por el 65 % de los votantes.
A lo largo del siglo XX, la población de Arguedas ha ido (fue) fluctuando sobre 2.700 habitantes, alcanzándose un máximo en la década de los 40, cuando se llegó a los 2.900. En las últimas décadas del siglo, se ha producido un notable descenso de la población, debido a la emigración de nuevas generaciones y a un descenso de la natalidad, situación general en la población navarra y española.
En la década de los 80 del siglo XX, la agricultura seguía siendo la principal fuente de riqueza de la villa, aunque diversas fábricas conserveras, una empresa de embutidos y la construcción han sido también importantes fuentes de empleo. El pueblo asistió a un período de modernización de sus edificios civiles y a la mejora de sus servicios socioculturales: renovación redes de abastecimiento, rehabilitación del edificio del ayuntamiento, mejora de las vías de comunicación, consultorio médico, participación en mancomunidades de servicios …
Arguedas se adentra en el siglo XXI, con interesantes retos y con grandes posibilidades de mejorar lo que durante más de 1.000 años ha sido, un buen lugar para vivir. Entre los retos más importantes se encuentra la estabilización de su población, consiguiendo que los jóvenes se queden a vivir en su pueblo y no emigren a poblaciones más florecientes como Tudela. Para ello hay que establecer nuevos yacimientos de empleo y realizar interesantes ofertas de vivienda. De igual forma, el pueblo asiste a nuevas formas de riqueza, como son la explotación turística de su entorno paisajístico eternamente ligado a las Bardenas y el Ebro.
Arguedas puede mirar hacia el futuro con la seguridad que da una asentada base histórica, y con la importante valía que tienen los arguedanos y las arguedanas.